Tras este período alcista, hemos aprendido muchas lecciones. Una de las más importantes fue observar cómo, frente a los eventos relevantes que afectaron la oferta, el mercado, desde el lado de los compradores y consumidores, es decir, la demanda, se resistió a los altos precios. Se tomaron diversas medidas, entre ellas, la reducción de dosis, especialmente en P y K, el cambio a cultivos que requieren menos fertilizantes, como la soya, la disminución de las áreas de siembra y una reducción significativa en las compras anticipadas. Este último aspecto tiene un impacto directo en la logística, generando cuellos de botella y costos operativos más altos en mercados que están acostumbrados, como el estadounidense, a realizar compras anticipadas de fertilizantes para sus campañas de siembra. A nivel mundial, la Asociación Internacional de Fertilizantes (IFA, por sus siglas en inglés) estimó una reducción del 4.8% en la demanda de fertilizantes para el año 2022.

Por supuesto, Colombia no fue ajena a este fenómeno, y por eso hemos visto una reducción del 22% en las importaciones durante 2022 en comparación con 2021, pasando de 2.2 millones a 1.7 millones de toneladas. El efecto más importante de esta disminución, al igual que a nivel global, se observó desde el comienzo del segundo semestre, durante el pico de los precios más altos.

En cuanto a la oferta y ante los problemas derivados de las restricciones y sanciones, hemos observado cómo el suministro se ha reorganizado y adaptado a la nueva situación. Países que solían ser compradores en el mercado ruso y bielorruso han redirigido sus importaciones desde otras fuentes. En el caso de Europa, por ejemplo, en el mercado de la urea se recurrió a países como Arabia Saudita, Nigeria, Omán y Estados Unidos.

En el contexto colombiano, la reducción en las importaciones desde Rusia en 2022, en comparación con 2021, fue del 16%, principalmente en urea, la cual fue reemplazada por otros mercados como Estados Unidos, Argelia, Nigeria y Venezuela, este último país que ha regresado con fuerza al mercado de urea colombiano.

Es importante mencionar que, desde el lado de las exportaciones rusas, las sanciones prácticamente no tuvieron un impacto significativo. Mercados como China y Brasil aumentaron sus importaciones desde Rusia, y según cifras oficiales, las exportaciones de urea desde Rusia aumentaron un 12% en 2022. Solo las exportaciones de potasio han experimentado una disminución desde Rusia y Bielorrusia.

Por último, aunque hay más lecciones que se podrían mencionar, se pudo apreciar cómo las particularidades del comercio de nitrógeno, fósforo y potasio por separado operan de manera más eficiente cuando los precios bajan que cuando suben, lo cual explica en parte por qué la disminución de los precios del potasio se retrasó mucho más que la del nitrógeno, y también por qué la oferta ha aumentado más para el nitrógeno y el fósforo que para el potasio.